Creo que los niños tienen una gran ventaja para aprender idiomas desde temprana edad, ya que su cerebro está más abierto para absorber nuevos sonidos y estructuras. Además, al empezar pronto, pueden desarrollar habilidades más naturales y fluidas, especialmente en las conversaciones en ingles. Esto no solo facilita la pronunciación, sino también la comprensión auditiva y la confianza para usar el idioma en situaciones reales. Por eso, pienso que es ideal que los niños comiencen cuanto antes, sin presiones pero con constancia y motivación.